En el metro, una joven madre estaba dando de comer a su hijo pequeño cuando una mujer sentada cerca empezó a gritarle e insultarla: Pero entonces un joven intervino e hizo esto…

En el metro, una joven madre estaba dando de comer a su hijo pequeño cuando una mujer sentada cerca empezó a gritarle e insultarla: Pero entonces un joven intervino e hizo esto…😱😱

Recientemente presencié una escena en el metro que recordaré durante mucho tiempo.

Una joven madre con un cochecito entró en el coche. El niño estaba dormido al principio, pero pronto se despertó y empezó a llorar fuerte. La mujer se disculpó tímidamente con quienes la rodeaban y dijo en voz baja:

— Lo siento, es que tiene hambre.

Sin esperar a que la pequeña se calmara, sacó una manta y comenzó a darle de comer allí mismo, en el coche. La gente de alrededor se comportó con mucha cortesía: algunos se volvieron hacia la ventana, otros simplemente fingieron no darse cuenta. Parecía que la situación se estaba resolviendo pacíficamente.

Pero junto a la madre estaba sentada una anciana. Se volvió bruscamente hacia la joven madre y dijo en voz alta:

—¿Qué estás haciendo? ¡Hay hombres aquí! ¿No te da vergüenza?

—Pero el niño tiene hambre… —respondió la madre con dulzura—. Es un proceso natural.

—¡¿Natural?! En nuestra época, las mujeres embarazadas ni siquiera salían a la calle, les daba vergüenza, ¡y ustedes, los jóvenes, han perdido todo sentido de la decencia! ¡Es repugnante verlo!

—Puedes mirar hacia otro lado —comentó la madre con calma—. Los demás tampoco están mirando.

— ¡Ah, y ahora encima te pones respondón! Ya no respetas a tus mayores.

La madre intentó no reaccionar, pero la abuela se alteró cada vez más, agitando los brazos y atrayendo la atención de todo el coche. La situación se estaba volviendo incómoda.

Y de repente, un joven que había estado cerca todo el tiempo intervino. Hizo algo que conmocionó a todo el vagón. 😱😱(Continúa en el primer comentario)👇 👇

Se quitó la chaqueta, se acercó a la madre y la cubrió cuidadosamente a ella y al niño.

—Así está mejor —dijo, volviéndose hacia la anciana—. Espero que por fin te calles. Ya no aguanto más tu «en nuestro tiempo». Tu tiempo se acabó. Ahora rigen otras reglas.

—Eso no es asunto tuyo —espetó la mujer.

—¡Cállense o muévanse a otro lugar, o habrá problemas!

—¿Me estás amenazando? —espetó la abuela con furia.

—Sí, exacto —respondió el joven con calma—. Basta. Tú también eres mujer. En vez de apoyarla, le estás causando problemas.

Se hizo el silencio en el vagón. La anciana resopló, pero no se atrevió a discutir. En la siguiente parada, bajó como si nada hubiera pasado.

Y la madre, cubierta por la chaqueta, terminó tranquilamente de dar de comer a su hijo.

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