Este año me gradúo de la escuela, y la semana pasada mis padres me sentaron y me anunciaron que tenían una sorpresa: ¡querían darme la friolera de $10.000 para mis gastos universitarios! Se pueden imaginar la sorpresa y la emoción. Estaba literalmente saltando, abrazándolos y dándoles las gracias como una loca. Pero entonces me lanzan una bomba — hay un ultimátum. Me ponen dos condiciones concretas para obtener el dinero. En primer lugar, no se me permite
…usar el dinero para vivir en un dormitorio universitario. Según ellos, sería un desperdicio, y sí o sí debo quedarme en casa.
La segunda condición me dejó helada: no puedo elegir una carrera en artes ni humanidades. Tiene que ser algo “práctico”, como medicina, derecho, ingeniería o negocios.
En ese momento me quedé muda. Toda mi vida he soñado con estudiar literatura y escritura creativa. Es lo que me apasiona. Pero mis padres básicamente me dijeron que, si persigo ese camino, no veré ni un centavo de los $10.000.
Me sentí como si me hubieran dado el mejor regalo del mundo, solo para después arrebatármelo con un contrato lleno de restricciones. Les dije que no estaba segura de querer aceptarlo en esas condiciones, y ahora creen que soy una desagradecida. Incluso me dijeron que cualquier otra persona en mi lugar estaría llorando de alegría y firmando inmediatamente.
Así que aquí estoy, preguntándome: ¿soy realmente la mala por querer libertad para elegir mi vida en lugar de $10.000 con cadenas?
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