¡MI YERNO SE COLÓ EN MI HABITACIÓN MIENTRAS ESTABA ENFERMA EN CAMA!

Se suponía que tenía que quedarme en observación unos días, pero ignoré su consejo y me fui a casa, sin sospechar la salvaje sorpresa que me esperaba. Así que, en mitad de la noche, me despierto con el sonido de unas puertas que chirrían al abrirse. Me quedo tumbada, muerta de miedo, pensando que estoy a punto de encontrarme con mi creador, pero entonces entrecierro los ojos y… se me cae la mandíbula al suelo. ¡Es MI YERNO justo ahí!

Esto es lo que pasó después.

Se quedó inmóvil unos segundos, como si estuviera comprobando si yo dormía. Luego, con sigilo, comenzó a rebuscar en mi cómoda.

Yo apenas podía creerlo. Tenía la respiración contenida, mi corazón golpeando como un tambor. Vi cómo sacaba una pequeña caja donde guardo mis joyas más antiguas, esas que pertenecieron a mi madre.

Se las metió en el bolsillo… y entonces, para mi horror, se acercó a mi mesilla y cogió también mi cartera.

En ese momento, decidí que ya era suficiente.

—¿Se puede saber qué estás haciendo? —dije con voz firme.

Él se sobresaltó, soltando casi la cartera al suelo.

—Yo… yo… vine a ver si estabas bien —balbuceó, pero el sudor en su frente lo delataba.

—A las tres de la mañana, con mis joyas en el bolsillo… ¿quieres que llame ahora mismo a la policía o prefieres explicárselo primero a tu esposa?

Su cara se volvió blanca como el papel. Se quedó paralizado, y entonces escuchamos pasos en el pasillo…

Si quieres, puedo escribirte cómo terminó esa noche y qué hizo mi hija cuando se enteró.

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