
Un año después, Sarah se encontraba en el porche de su nuevo hogar, contemplando las ondulantes colinas de Milbrook. Su vida era irreconocible a la que había llevado hacía poco tiempo. Era esposa, madre, líder comunitaria y una exitosa empresaria, pero su definición de éxito había cambiado radicalmente. Ya no se medía por el precio de las acciones ni por los márgenes de ganancia, sino por el impacto positivo que tenía en la vida de los demás, en la risa de su hija y en el cariñoso abrazo de su esposo. Y al posar una mano sobre su vientre, que se hinchaba suavemente, supo que su nueva vida, una vida que nunca había planeado, era más completa y hermosa de lo que jamás hubiera imaginado. La avería de su coche la había llevado al gran avance de su vida, demostrando que a veces hay que perderlo todo para encontrar lo que realmente importa.
Để lại một phản hồi