
—¡Me duele mucho la mano! ¡Para, por favor! —gritó la pequeña Sophie, con su pequeño cuerpo temblando mientras se arrodillaba en el frío suelo de baldosas. Las lágrimas corrían por sus mejillas enrojecidas mientras se agarraba la mano; el dolor era insoportable.
—¡Me duele mucho la mano! ¡Para, por favor! —gritó la pequeña Sophie, con su pequeño cuerpo temblando mientras se arrodillaba en el frío suelo de […]